Ubicado en Santa Catarina, es una de las más populares estancias balneares y tiene una agitada vida nocturna y nueve bellas playas, con opciones para la práctica de surfeo, ecoturismo y turismo de aventura.
Durante temporada alta, la ciudad llega a recibir cinco veces más visitantes que el número total de su población. Por la noche, las discotecas y bares de la Avenida Atlântica y de la Barra Sul van al tope, principalmente en las casas nocturnas, donde predomina es la música electrónica.
La Playa central tiene casi 7 km de aguas tranquilas. En la gran vereda, hay ferias de artesanía y quioscos con aperitivos y agua de coco. La Avenida Atlântica ofrece bares, tiendas y restaurantes con mesas esparcidas por las veredas. Hay barcos o goletas que navegan por la orilla hasta la Ilha das Cabras. El paseo tiene espectáculos presentados por la tripulación, que se viste de pirata y anima a los viajantes.
Cerca de ahí está la Praia do Canto que dispone de buena vista de la ciudad, con aguas extremamente tranquilas.
Distante 6 km del centro de la ciudad, la Praia das Laranjeiras está en una pequeña bahía y presenta aguas perfectas para bañarse y para deportes náuticos. Allí hay un pequeño muelle, donde quedan los barcos de paseo, además de bares y restaurantes. Bastante conocida por la presencia de rocas y conchas, la playa presenta evidencias de las poblaciones indígenas que viven el litoral catarinense.
La Praia do Pinho, primera playa oficial de naturismo de Brasil y quinta del mundo, está a 9 km del centro y cuenta con área de camping, posada, bar y restaurante. Las reglas de conducta son bien rigurosas.
El Morro do Careca es el punto ideal para la práctica de ala delta y parapente. Además de las rampas para de vuelo libre, hay también paredones perfectos para escalada y rápel.
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